Pedro López Hernández
Desde hace tiempo tenía deseos de conocer al maestro Chiu Yu Chen, sobre todo porque de manera sorprendente viaja por el país entero para ofrecer conciertos de piano. Después de algunas dificultades, finalmente se concretó un momento para que me hablara sobre sí mismo, pero también para verlo ante el piano.
Si sorprendente fue su presencia, lo fue más cuando tomó asiento ante un piano negro de grandes dimensiones, el cual combinaba con el entorno. Parecía que Euterpe, la musa de la música, había aparecido y de repente le susurraba palabras indescriptibles, como poemas bellos que inspiraban al maestro Chen, pues movía sus manos con gracia y rapidez, lo cual derivaba en melodías que envolvían al teatro entero.
“La República Mexicana es mágica, no sólo porque tiene varias culturas, sino también por las ocasiones mágicas con la gente, como los encuentros. Por ejemplo, alguien me dijo antes de los conciertos <<tuviste un concierto en Lagos de Moreno, ¿verdad? Porque mi sobrino estuvo ahí>>; o <<te presentaste en Atlixco, ¿verdad? Porque mi sobrino asistió>>. Siempre he pensado que el arte puede combinar y unir a diferentes personas, lo cual es muy fuerte en México”; explicó el pianista Chiu Yu Chen.
Mientras el pianista tocaba cuidadosamente las teclas, parecía que tenía grabada la partitura en el corazón y en la mente, pues en ningún momento consultó algo, sino que mientras me miraba, su atención también se concentraba en interpretar piezas que evocaban belleza y al mismo tiempo sentimientos profundos. De hecho, estaba concentrado y sus ojos eran prueba de ello.
Con su gracia, talento y habilidad se ha presentado en diversos recintos de la Ciudad de México, Puebla, Querétaro, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Chiapas, entre otros estados. De hecho, se siente muy honrado, pues es el primer pianista taiwanés en presentarse en sitios como el Centro de las Artes (CEART) de Mexicali, en el Centro Estatal de las Artes (CEART) de Ensenada y en el Teatro Xicohténcatl de Tlaxcala, por mencionar tres. Además ha pisado escenarios de Europa, Asia, del resto de América y sobre todo de su país natal. Cabe añadir que su aventura en México inició en 2019 y desde ese momento ha sido bien acogido por el público.
Lo curioso es que, a pesar de las diferencias entre los asistentes de todos los países que ha visitado, sus piezas logran romper barreras y llegar a los corazones, pues él mismo describe que busca que las personas amen la música: “Es cierto que el público de diversos países posee diferentes costumbres y actitudes, las cuales son visibles durante un concierto. Como pianista o músico, lo que puedo hacer es presentar lo que siento, lo que me inspira y lo que la música quiere decirle a la audiencia. Por supuesto, las reacciones son diferentes”.
Ya que el maestro taiwanés ha tenido la oportunidad de convivir con la cultura mexicana, ha conocido diversos campos de la misma. Ha estudiado sobre músicos nacionales y los respeta, al punto de que con sus dedos suaves como la seda y ágiles como el rayo, ha interpretado algunas de esas obras, como comentó:
“Creo que hay bastante música maravillosa creada por compositores mexicanos: Ricardo Castro, Manuel M. Ponce, José Pablo Moncayo, Fernando Soria Carpena… Sus obras para piano solo son maravillosas, pero desafortunadamente no se ejecutan con frecuencia. Siempre trato de presentar música de compositores mexicanos en mis programas, para que la audiencia conozca a sus propios grandes compositores”.
Una vez que el encuentro con el maestro terminó me sentí satisfecho, porque había conocido a un artista que hizo de México otro de sus hogares, además llevó la cultura y la educación del piano a diversos sitios sin subestimarlos, pues él sabe que el amor por la música es universal y que en cualquier lugar hay talento. Al escuchar que tocaba con pasión, mi admiración por él aumentó y supe que aquella velada testificaría un capítulo nuevo de la historia musical entre Taiwán y México.
Agradecemos al maestro Chiu Yu Chen por la disponibilidad, asimismo al Teatro Xicohténcatl por las facilidades.
