Historia de una cuarentena
Son ya 103 días desde que inicié mi cuarentena. Afortunadamente puedo trabajar desde casa y salgo solo para lo indispensable. A lo largo de este tiempo me he sentido triste, ansiosa, feliz, confundida, desolada… y quizá tú también hayas experimentado un arcoíris de emociones.
Yo convivo con mis abuelos, dos octogenarios, y me he dado cuenta de que no he puesto la atención necesaria a su sentir ante el cambio de rutina.
Antes de iniciar el encierro, mi abuela tuvo un accidente y su memoria falla de vez en cuando. A veces nos observa fijamente, como preguntándose quiénes serán las personas que con tanta confianza habitan su sala. Otros días la noto muy activa alimentando a sus pajaritos o barriendo el patio.
Mi abuelo, por el contrario es un hombre muy lúcido. A sus 86 años platica sin perder el hilo, recuerda detalles y sabe nombres. Sus días transcurren viendo películas―mexicanas, claro, aunque ahora está en su ciclo de cine sobre narcotráfico―, leyendo libros sobre la Revolución o resolviendo sopas de letras.
Yo no soy quien los cuida pero me doy cuenta de que es muy difícil hacerlo. Cuidar a un adulto mayor requiere compromiso, esfuerzo, paciencia y cariño.
Para nosotros, que estábamos acostumbrados a salir diario, a llegar a casa por las noches y a convivir poco tiempo con nuestra familia, ha sido complicado llevar el aislamiento pero pensemos que nuestros padres o abuelitos también están siendo afectados. No pueden salir y ahora todo el día conviven con alguien que apenas pasaba unas horas con ellos― esto hace muy felices a unos y a otros no tanto―, estamos conociéndolos y ellos a nosotros. También pensemos que cuando podamos regresar, será la ausencia lo que más resientan. Así que, si como yo, estás conviviendo con adultos mayores, busca maneras sanas de relacionarte. Quizá ya te contaron la misma historia más de diez veces, escúchalos. Incluso pídeles que te ayuden en algunas actividades, aunque tú solo puedas hacerlas. Saca el álbum de fotos y recuerden juntos, empiecen un huertito, cuiden las plantas que ya tienen o simplemente pregúntales qué les gustaría hacer. Esto pasará y qué mejor que guardar memorias de ello.
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