Canoa. Memoria de un hecho vergonzoso

Canoa es una película mexicana de 1976, dirigida por Felipe Cazals. Ganadora del Oso de Plata en el Festival de Cine de Berlín. El guion es de Pérez Turrent y la fotografía de Alex Phillips Jr.

El guion de Turrent da cuenta del linchamiento de cinco trabajadores de la BUAP, en el poblado de San Miguel Canoa, Puebla. La tarde noche del viernes 13 de septiembre de 1968, los jóvenes se dirigían a escalar el volcán de La Malinche, mas un torrencial aguacero los obligó a buscar refugio y pasar la noche en San Miguel Canoa, Puebla.

Actuada por Enrique Lucero –Tomás Pérez, párroco de San Miguel Canoa. Alentador oculto, siniestro, amparado en la fe y costumbres de la muchedumbre, que en aras de salvaguardar del comunismo al poblado, arenga a la multitud a acabar con los cinco ladrones, comunistas, abijeos, a través de altavoces, distribuidos en todo el poblado.

Salvador Sánchez —campesino y testigo-narrador del hecho, a la manera de un documental. Ernesto Gómez Cruz —Lucas García García, dueño de la casa y, protector de los jóvenes, donde se activa el linchamiento, él es la primera víctima, al tratar de proteger a los excursionistas. Roberto Sosa Sr. –Julián González Báez, único sobreviviente a 54 años de la tragedia, lisiado de su mano izquierda al tratar de evitar un machetazo. Arturo Alegro —Ramón Calvario Gutiérrez, muerto en el linchamiento. Carlos Chávez —Miguel Flores Cruz, sobreviviente al linchamiento. Jaime Garza —sobreviviente al linchamiento. Gerardo Vigil—Jesús Carrillo Sánchez, muerto en el linchamiento.

Cuenta Cazals que fue yendo y regresando todos los viernes de cada semana, por medio de tomas, así se logró la filmación de la película. Inclusive se tuvo que acordar un pago al cura del templo de Santa Rita, para obtener el permiso de la filmación. Con infiltrados de San Miguel Canoa, armados, contratados como extras cada fin de semana.

Ficción, documental, thriller, testimonio, ¿presagio inadvertido del 2 de octubre de 1968? Historia de la tragedia y  ficción de la historia, narrada a través de vueltas y regresos de los tiempos sucedidos.

Al volver a ver Canoa, recordé la novela de García Márquez: Crónica de una muerte anunciada. Pero bajo una tensión y un suspenso pleno de sensaciones muy encontradas, que a sabiendas de lo sucedido, desde el mismo lugar de los acontecimientos. Uno está dentro del acontecimiento sin poder impedir el infortunio anunciado.

Mención aparte merece el actor mexicano, Enrique Lucero, que con su contundente actuación, y una historia de vida muy particular, comentada por Cazals. Niño abandonado en una banca de la ciudad de Roma, en el estado de Texas. Rescatado del infortunio por una familia norteamericana. Creyente católico, quien se niega en primera instancia a interpretar al sacerdote de San Miguel Canoa. Sin embargo, en uno de esos viernes de filmación se le ve llegar vestido con sotana en el camerino. Horas después regresa con el director y acepta el papel, también le comenta, que en el trayecto al poblado, confesó a tres fieles.

Otras anécdotas más de la película: La última escena de Canoa: La Danza del Diablo, fue filmada en el atrio del templo de San Miguel Canoa, en plena fiesta anual del santo patrono. La cinta se estrenó en el cine Roble, al finalizar la función,  fue estruendosamente ovacionada. Cazals y todo su equipo no daban crédito al impacto que provocó la película, Canoa tuvo varios meses de exhibición en todo el país, fue prohibida por el clero católico e ignorada por el gobierno mexicano de aquellos años.

Canoa. Memoria de un hecho vergonzoso was last modified: junio 19th, 2020 by Javier Flores

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