Rosario Castellanos: entre lámparas e indígenas

Hace 45 años una lámpara y Rosario Castellanos se dieron un encontronazo eléctrico. Como consecuencia, la escritora murió electrocutada, pero aquel chispazo sigue iluminando su talento.

Rosario Castellanos se disputa con Elena Garro el puesto a la mejor escritora mexicana del siglo XX. No vamos a resolver ni hoy ni aquí esta lucha, pero sí vamos a hablar de otras luchas que emprendió Castellanos.

Rosario es considerada una de las figuras mexicanas más representativas de la lucha por los derechos de la mujer, pero también se dedicó a la lucha a favor de otro gremio, uno más olvidado, más minoritario y menos visibilizado: los indígenas.

Chilanga de nacimiento, la familia de Rosario se trasladó a Chiapas a los pocos meses de que ella naciera. Allí, en la población de Comitán, creció y se crió, convivió con comunidades indígenas y vivió de primera mano sus problemáticas, palpó los conflictos raciales y fue testigo de los prejuicios sociales de este pueblo provinciano en el que la injusticia hacia este grupo era evidente.

Este entorno y estas problemáticas marcaron decisivamente a Rosario Castellanos que, entre sus múltiples trabajos y colaboraciones durante décadas, trabajó en el Instituto de Ciencias y Artes de Tuxtla Gutiérrez, dirigió el Teatro Guiñol del Centro Coordinador Tzeltal-Tzotzil, fue promotora del instituto Chiapaneco de la Cultura y también del Instituto Nacional Indigenista.

No por nada José Saramago la consideró la “Embajadora de Chiapas” pues para el escritor portugués, rosario había contado como nadie las vicisitudes de los indios y las tropelías de los blancos. Y esto lo contó Rosario principalmente en sus novelas “Balún Canán”, “Ciudad Real” y “Oficio de Tinieblas”, obras emblemáticas de la literatura indigenista latinoamericana y que le valieron no pocos de los premios que le concedieron a lo largo de su vida.

En este aniversario luctuoso de Rosario Castellanos, te invitamos a acercarte a sus más insignes novelas. Te atraparán.

«Balún Canán», publicada en 1957, es la primera novela de Rosarios Castellanos. El título, en idioma maya, significa “nueve estrellas”. Esta obra de tintes autobiográficos recoge las experiencias de Castellanos durante su infancia en Comitán y el encuentro entre dos mundos antagónicos: el de los terratenientes blancos y el de los indígenas, explotados por una parte pero vengativos por otra. 

«Ciudad Real» es una compilación de diez cuentos que transcurren en Ciudad Real (nombre con el que antiguamente se conocía a San Cristóbal de las Casas) o en sus alrededores. Los cuentos están situados desde los tiempos de la conquista, pasando por todo el periodo de la colonia y hasta el siglo XX, y en ellos, sin hacer un alegato en defensa de los indígenas, rosario hace lo que hasta entonces la literatura casi no había hecho: visibilizarlos.

«Oficio de tinieblas» es considerada por muchos como la mejor novela de Rosario Castellanos. Basada en el levantamiento de los chamulas en San Cristóbal de las Casas y situada en el periodo de la Reforma Agraria de Lázaro Cárdenas, retrata de manera magistral la opresión del mundo indígena.

Fotografía principal: © Foto cortesía del Archivo General de la Nación

Rosario Castellanos: entre lámparas e indígenas was last modified: agosto 7th, 2019 by Camino Aparicio

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