Mariachi

Fotos: Colección Mariachi Nacional de México

Negrita de mis pesares, ojos de papel volando.
Negrita de mis pesares, ojos de papel volando.
A todos diles que sí, pero no les digas cuando.
Así me dijiste a mí, por eso vivo penando.
“El son de la negra”

Es el alma de la fiesta. Ante sus primeras notas, la gente grita, jubilosa. Brinda, se pone de pie, ensancha el pecho, abraza su nacionalidad. La piel se eriza (se pone “chinita”, decimos), los ojos lagrimean, se destapan los recuerdos y se enumeran uno a uno los deseos por cumplir.
¿Qué poder tiene esta música? ¿Qué parte de nuestro espíritu se despierta con las primeras notas de la trompeta, con los rasgueos de la guitarra, con el sonar de la vihuela, con las cuerdas del violín y con el compás del guitarrón?

Es nuestra esencia musical. ¿Cómo explicarlo? Quién sabe. Estas cosas no se pueden explicar. Sólo se sienten, vibran como una emoción incontenible. Es el mariachi, nuestra alma nacional.
Dice la canción que “De Cocula es el mariachi, de Tecalitlán los sones”, pero ¿cuál es el verdadero origen de estas agrupaciones musicales? El mariachi nació en la región occidental de México. En Jalisco, desde luego, pero también en Colima y en ciertas partes de Michoacán y Nayarit. En sus inicios, se trataba de conjuntos de músicos que interpretaban las canciones típicas de cada lugar, en especial los famosos sones.

La naturaleza criolla del mariachi se ejemplifica perfectamente gracias a este género musical. Los sones son de origen español y nacieron alrededor de los siglos XV y XVI. Su esencia es ser rítmicos, pues se utilizaban para amenizar los bailes. Al ser adoptados en nuestro país, las letras se forjaron en el campo, en la picardía, en esa actitud ligera y trágica por igual que se muestra ante la vida. Y, en efecto, la región de la Nueva España donde los sones se arraigaron con mayor fuerza, fue la Provincia de Nueva Galicia, que abarcaba los actuales estados de Jalisco y Nayarit.
Con el tiempo, algunos de los sones que se volvieron más entrañables fueron “La culebra”, “La botella”, “El caballito”, “El triste”, “El carretero”, “Las alazanas”, “Las copetonas”, “Camino Real de Colima”, “El pajarerito” y “Las alteñitas”, entre muchos otros.
Estas piezas, aunque algunas son estrictamente instrumentales, poseen las características del jolgorio. Melodías alegres que exaltan el espíritu, pues el mariachi es generalmente sinónimo de fiesta. Otra peculiaridad de estas primeras canciones son sus letras, las cuales retratan paisajes costumbristas: el campo, la siembra, la lluvia, las mujeres y los oficios. De estos últimos, se inmortalizó al famoso carretero que movía pasajeros y mercancías hacia Sayula, Macueca y Los Reyes.

Entre los sones, existe uno emblemático, al cual se le considera el segundo Himno Nacional. Se trata de “El son de la negra”, pieza con la que los mariachis hacen su entrada triunfal a cualquier lugar y que en automático arranca gritos, chiflidos y alegría.
Aunque en apariencia está inspirado en una mujer, morena y de vivísimos ojos, en realidad está dedicado a una locomotora. Las primeras notas tratan de imitar el sonido que emite un tren cuando, después de arrancar, comienza a tomar velocidad. El verso “ojos de papel volando” alude a unas banderas –precisamente de papel– que la máquina llevaba en su parte delantera. La primera referencia que se tiene de esta pieza data de 1925. Aunque su autor se desconoce, fue Blas Galindo quien le hizo los arreglos definitivos que la convirtieron en el emblema que todos conocemos.
El mariachi tradicional, es decir, sin trompeta, se originó a principios del siglo XIX, aunque se tienen antecedentes de música semejante, a base de cuerdas y con una temática campirana, desde 1630. Sin embargo, el mariachi más o menos similar al que existe en la actualidad, data de la década de 1930. Entonces, estas agrupaciones incluyeron en sus repertorios las canciones rancheras (que hablan de la vida en los pueblos), los corridos (que narran historias a la usanza de los juglares medievales), los huapangos (originarios de las huastecas veracruzana, tamaulipeca, hidalguense y potosina, principalmente), los pícaros y picantes sones jarochos e, incluso, algunos valses mexicanos. Décadas más tarde, y en gran medida gracias a Pedro Infante y después a Javier Solís, se incluiría también el bolero ranchero.
Si los organilleros adoptaron la vestimenta café que aún hoy presumen, para conservar la fidelidad con los Dorados de Villa, los mariachis se vistieron de charros. La ropa ruda de trabajo, los pantalones de montar, los chaquetones de cuero, las camisas de algodón, los sombreros de paja o palma eran su presentación.

Como acostumbraban tocar en fiestas, una leyenda asegura que, durante la intervención francesa, algunos soldados de aquel país irrumpieron en una boda. Aquella música tan alegre los impresionó de tal modo que preguntaron de qué se trataba. Alguien les respondió en su idioma: C’est un mariage, es decir: “Es un matrimonio”. La palabra se deformaría hasta convertirse en nuestro actual término “mariachi”. Aunque no todos los historiadores están de acuerdo con esta versión y hay quienes afirman que el origen de la palabra es indígena. Lo cierto es que no pocos soldados franceses, subyugados por la belleza de las mujeres tapatías, especialmente por las originarias de los Altos de Jalisco, decidieron quedarse a vivir en aquella región.
La popularidad actual del mariachi es indiscutible. Cada fin de semana, la Plaza Garibaldi se llena de gente deseosa de continuar la fiesta. No es casualidad, pues, que el punto máximo de una boda o graduación comience exactamente al momento en que el mariachi hace su triunfal aparición. Esta música ha roto barreras, incluso geográficas e ideológicas, pues existen mariachis en países tan disímbolos como Estados Unidos, Colombia y Venezuela, o Japón, España, Finlandia y Serbia.
Por esta razón, merecidamente, en 2011, la Unesco inscribió a “El mariachi, música de cuerdas, canto y trompeta”, en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Puedes leer más sobre el mariachi en nuestra edición 75
http://www.mexicanisimo.com.mx/tienda/numero-75/#revista-75

Mariachi was last modified: agosto 31st, 2017 by Alicia Cruz Parada

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