Este tesoro tapatío tiene un origen incierto y una paternidad discutida. Algunos hablan de El Güero, quien hace 80 años las vendía en el Jardín de San Francisco y cuyo sucesor aún maneja el local en Madero 13. Otras fuentes indican que sus inicios se relacionan con las actuales tortas ahogadas de la calle Montenegro, casi esquina con 16 de septiembre. Lo que es un hecho es que hay que comerlas con la mano, sin cuchara y teniendo mucho cuidado de no enchilarse.
Las preferencias se dividen a la hora de disfrutarlas: habrá quien sugiera las Tortas Colomos, en José María Vigil, a media cuadra de Américas; otros dirán que Tortas Toño, en la calle de Escocia; y muchos más recomendarán Tortas Rika, a las afueras del Estadio Jalisco. Sin embargo, todos presumirán con orgullo de este extraño y maravilloso platillo, que es visita obligada cuando se viaja a Guadalajara.
Ingredientes
- 1 ½ kg de carne de puerco en trozos
- 1 taza de soda de naranja
- 1 cebolla desflemada con limón y sal
- 10 birotes (bolillos tapatíos) sin exceso de migajón
- 6 jitomates grandes
- 1 diente de ajo
- 3 clavos de olor
- 1 puño de chiles de árbol cocidos
- Frijoles cocidos, fritos y molidos
- Jugo de 3 ó 4 limones
Preparación
Ponga la carne a sazonar con pimienta, sal y soda de naranja, hasta que se dore. La cebolla se parte en rodajas, se le agrega jugo de limón con sal y se deja reposar. La salsa se prepara con los jitomates cocidos, licuados con clavo y un diente de ajo. Los chiles de árbol se cuecen con poco agua, se licuan y cuelan. Los birotes se untan con frijoles y se le agrega la carne con cebolla al gusto. Los chiles de árbol se agregan según lo picante que se desee. La torta puede pedirse medio ahogada para que no sea tan difícil de comer y pueda resistirse el picante.
