La tradición de montar representaciones del nacimiento de Jesús se remonta a la Italia del siglo XIII, cuando San Francisco de Asis, fundador de la orden franciscana, tuvo la idea de recrear este suceso con personajes reales, es decir, un “nacimiento viviente”, conformado por los habitantes de un pequeño poblado italiano llamado Rieti. Esta costumbre se popularizó en toda Europa, con lo que año tras año los recintos religiosos se daban a la tarea de organizar este peculiar evento. Sin embargo, con el tiempo y por fines prácticos, se empezaron a elaborar las figuras de María, José y el niño Jesús en barro y madera.
Al llegar los frailes al Nuevo Mundo, entre las estrategias más efectivas para evangelizar a los naturales, estuvieron los nacimientos, belenes y pastorelas, cuyas piezas y escenografías estaban a cargo de los indígenas, quienes con sus técnicas artesanales y las materias primas que el entorno local ofrecía, dotaron de una esencia mestiza a esta tradición navideña.
Así, de este lado del continente, los nacimientos adquirieron una personalidad más americana y menos europea, al grado que hoy día encontramos elementos propios de la vegetación y la fauna de nuestro país, como magueyes, nopales, tlacuaches, lobos e incluso, en ocasiones se incluye a la Virgen de Guadalupe.
Como un esfuerzo por promover y conservar esta tradición navideña, el Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías organiza anualmente el Concurso Nacional de Nacimientos Mexicanos, el cual convoca a artesanos de todos los estados de la República a crear –a través de los materiales, tácticas y estilos propios de sus comunidades– pesebres y belenes. El resultado es una diversidad de producciones artísticas que reflejan la creatividad e imaginación de sus autores; muchas de ellas exploran soportes y formas distintas de recrear esta imagen religiosa, representándola en jícaras, textiles bordados, cuadros de arte plumario, árboles de la vida, mosaicos e, incluso, en tejidos de telar de cintura, como es el caso de la pieza que ganó el Galardón Nacional, lo que convierte a estos nacimientos en verdaderas obras de arte, únicas e irrepetibles.
Entre los nacimientos que más destacaron por su originalidad y belleza fueron de artesanos michoacanos, oaxaqueños y del Estado de México, cuyas piezas ganadoras serán exhibidas en el Museo Nacional de Culturas Populares que se ubica en el centro de Coyoacán, hasta el 8 de febrero del 2015.
