Un México más dulce

Efectivamente, cuidado con el azúcar, el exceso de endulzantes, los abusos alimenticios que nos tienen entre los países más rellenos del planeta pese a que, irónicamente, tenemos un alto nivel de desnutrición. Es un hecho, hay que tener cuidado, PERO hay que mantener, con medida, la enorme y gloriosa tradición dulcera de nuestro país, uno de los mejores ejemplos de la extraordinaria simbiosis entre las comidas europeas y originarias, porque en los dulces se nota esta múltiple aportación de españoles y aztecas, de mayas y libaneses, de tarascos y franceses, para crear un escenario precioso para un antojo ocasional.

¿Qué tanto sabes de los dulces que se elaboran en México (y no decimos mexicanos con clara intención, ya que algunos son grandes herencias)? Aquí te va una antojable lista, para despertar tu gusto y prepararte para cuando, una vez levantada la cuarentena y con el país en semáforo verde, podamos circular reconociendo nuestra maravillosa comida. Algunos tienen nombre simpático (como los borrachitos), otros inexplicable (como los queretanos pedos de monja), pero así somos y así nos gusta ser. Y, si no los conoces, pues asómate a internet y descubrelos. Esta es apenas la llave de entrada a este mundo sabroso:

Acitrón; Alegría; Alfajor de coco; Ate (de varios sabores, aunque el más tradicional es de membrillo); Bolitas de piñón; Glorias (infaltables en el norte del país, las más reconocidas son de Linares); Gollorías; Borrachitos; Cacahuates garapiñados; Cachetadas; Cajeta (de Celaya para el mundo); Calabaza en tacha (en especial en noviembre); Calaveritas de azúcar (indispensables en los altares); Camote (de varios sabores, gran aportación poblana, como muchas otras); Charamuscas; Chocolates (mencionados de manera genérica porque su diversidad y las distintas maneras de prepararlos los vuelve un dulce mágico y eterno); Chongos zamoranos; Churpias; Churros (una tradición española que aquí nos sale de maravilla); Cocada; Crema de coco; Dulce de camote; Dulce de maguey; Dulce de tejocote; Dulce de yuca; Dulces de higo y nuez; Empanadas dulces (hay cientos de opciones para rellenarlas); Escuincles; Flan (con varias recetas locales); Frutas cristalizadas; Jamoncillos; Jericallas; Jicaletas; Limones con coco; Macarrones; Merengues; Miel de pirú; Mostachones; Muéganos; Nenguanitos; Nicuatole; Obleas; Palanquetas; Pedos de monja; Pepitorias; Raspados; Rollos de guayaba; Tacuarines; Tamarindos (dulces o enchilados); Tarugos; Tortitas de Santa Clara; Trompadas; Tumbagones; Uchepos; Viejitos de piloncillo; Carlota de guayaba; Chiclosos; Coquitos; Mango con chamoy (porque aquí le ponemos picante a todo); Manzanas caramelizadas; Marquesitas; Mazapanes, etcétera.

Así que apúntense, uno por semana sería una dosis razonable, total, tenemos mucha vida por delante para ir agregando más antojos a la lista. Les mandamos un muy dulce abrazo, ánimo.

Un México más dulce was last modified: junio 16th, 2020 by Luis Jorge Arnau Ávila

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