La dicotomía en la poética de José Gorostiza: de «Canciones para cantar en las barcas» a «Muerte sin fin»

Los versos de un poeta en el transcurso de su vida se modifican significativamente; la escritura de la edad manceba dista de la adulta, mas en algún punto, la poesía creada se concatena, podría decirse, en esencia. La obra poética de José Gorostiza, primordialmente, Canciones para cantar en las barcas (1925) y Muerte sin fin (1939) son textos que en primera instancia resultan ajenos entre sí; por un lado, las Canciones, “melodías al contrapunto de los trovadores gallegos” y Muerte sin fin, poema de índole filosófica. A pesar del lapso que transcurre entre estas dos obras y de las notables diferencias tanto en contenido, como en forma, existe una relación unívoca, esencial entre ellas.

En el segundo poema de las Canciones: La orilla del mar y en el primer canto de Muerte sin fin: “Lleno de mí, sitiado en mi epidermis”, se observa más nítidamente la poética dicotómica de José Gorostiza: “una cosa no existe sin la otra”. Es necesario apuntar a la forma de estos poemas; en ambos casos, el poeta retoma una forma tradicional: la canción, no obstante, aunque pareciera que tratará un tema sencillo, refiere a uno sublime: el del ser.

Desde el exordio del poema, se vislumbra una clara pregunta: qué es la orilla del mar y la voz poética responde no es agua, ni arena; cuando se cavila la imagen, se halla que la repuesta poética resulta certera con la realidad, las orillas del mar no son agua, ni arena; nótese cómo el planteamiento: “una cosa no existe sin la otra”  ya presente en este poema, se irá desarrollando en Muerte sin fin:

En la red de cristal que la estrangula,

allí, como en el agua de un espejo,

se reconoce;

atada allí, gota con gota…

¡Más que vaso —también― más providente…

una rotunda flor de transparencia al agua,

un ojo proyectil que cobra alturas

y una ventana a gritos luminosos

sobre esa libertad enardecida

que se agobia de cándidas prisiones!

Ramón Xirau dijo: “la dos metáforas centrales del poema se organizan en torno a dos palabras: agua, vaso.”; tal como en La orilla del mar, el poeta establece una ambivalencia, la del vaso y la del agua, y pregunta, en todo el transcurso del poema, qué es el vaso sin el agua y viceversa. Nótese cómo los versos aluden a que el vaso es la red que atrapa al agua, es la ventana que apresa su libertad, pero a su vez es aquello que le brinda forma, que le da reconocimiento. La pregunta del poema no se reduce a la explicación del vaso convencional; si bien existen diversas interpretaciones, la metáfora a la que refiero es la de Dios y el hombre, donde Dios al ser el vaso contiene al hombre, como al agua, en su libertad, pero así mismo le da forma y reconocimiento.

El agua no es sin la arena, el vaso no es sin el agua; la poética dicotómica de José Gorostiza “una cosa no existe sin la otra” muestra cómo por medio de una aparente sencillez se plantean problemas de orden filosófico; cuando se pregunta qué es la orilla del mar, alude a la esencia de las cosas, casi desde un punto de vista platónico y al enunciar qué es el vaso sin el agua y viceversa pone en tela de juicio una duda sumamente existencial: qué es el hombre.

Si bien esta dicotomía comenzó en la mocedad del poeta, sin duda  en 1939 con Muerte sin fin, José Gorostiza no sólo elaboró un  trabajo intelectual y estético incomparable, sino, como diría Paz, una pieza sin fin.  

La dicotomía en la poética de José Gorostiza: de «Canciones para cantar en las barcas» a «Muerte sin fin» was last modified: junio 11th, 2020 by Emma Álvarez Osorio

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