Una joya musical argentina: “Estancia” de Ginastera
América Latina ha aportado mucho a la música de orquesta. Alguna vez hablaba en esta columna de destacados compositores como Revueltas o M. Ponce, haciendo referencia a los grandes de México. Hoy recordaré a un músico y compositor representante de Argentina y, por supuesto de Latinoamérica: Alberto Ginastera.
Originario de Barracas, Buenos Aires, Ginastera, nació en 1916. Es considerado uno de los compositores de música académica más importantes del siglo XX. Fue discípulo de Aaron Copland y a su vez, maestro del compositor de tango Astor Piazzolla, otro argentino talentosísimo.
Si bien su educación musical es totalmente académica, uno de los rasgos primordiales en sus composiciones es la recuperación de los elementos tradicionales del folclor argentino. Por ejemplo en Estancia, opus número 8, Ginastera se inspiró en la vida de los gauchos en la Pampa, retomando la obra de José Hernández, Martín Fierro.
Estancia es un ballet estrenado en 1943 con cuatro movimientos: “Los trabajadores agrícolas”, “Danza del trigo”, “Los peones de hacienda” y “Danza final (Malambo)”. Aunque esta obra se pensó para ser la música de un ballet, actualmente se interpreta mucho más solo la orquestación. De hecho es una de las obras de orquesta de Latinoamérica más interpretadas.
Estancia representa un día en la Pampa argentina. En “Los trabajadores agrícolas” se contempla la intensidad de un día que amanece. Estamos envueltos en los sonidos de los vientos metal y de una marcha que transcurre con las percusiones. Será importante observar que el primer movimiento dialoga con el último para hacer un in crescendo que termina con el Malambo.
La “Danza del trigo” representa la siembra, el trabajo campesino. “Los lamentosos solos de flauta y violín establecen la atmosfera pacífica”. La Danza final o Malambo, mi movimiento preferido, alude a una danza folclórica del sur de Argentina. Toda la orquesta se compagina; al final los vientos metal, los timbales, el piano, el xilófono hacen una fiesta de sonidos.
No basta describir la obra o contextualizarla, hay que oírla y sobre todo vivirla, por ello te comparto el enlace de Estancia con la Hr-Sinfonieorchester en la dirección del colombiano Andrés Orozco. Y si algún día tienes suerte de oírla en vivo, no te pierdas este momento. Cada orquesta prepara algo peculiar en el último movimiento, he presenciado, por ejemplo, al mismo director aplaudiendo o golpeando con el pie en algunas partes del Malambo; otras veces, también los músicos se levantan de sus asientos mientras tocan. Es una experiencia diferente e imperdible.
En la imagen el maestro Alberto Ginastera
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