La huida de Quetzalcóatl

Si eres seguidor de Mexicanísimo y/o de Paralelo 21, sabrás que cerramos el año 2019 con la publicación de Tlamatini. Homenaje a Miguel León-Portilla. Don Miguel fue (es) un personaje muy querido para todo el equipo editorial. Cada quién lo quería por sus propios motivos, pero Tlamatini nos unió a todos.

Tuve el privilegio de participar en este libro con un artículo y lo hice hablando de teatro. ¿De teatro y de León-Portilla? Pues sí, así es. Resulta que en mis ratos de filósofa (de intento de), me ha dado por buscar obras de teatro con contenido filosófico u obras filosóficas escritas en clave dramatúrgica, que es lo mismo. No es que ande yo como espía o investigadora privada al acecho de estas obras, no. Mejor dicho, diferentes intereses académicos me llevaron a darme cuenta del enorme valor que tienen ciertas obras teatrales escritas por algunos filósofos y su acierto de escribir reflexiones filosóficas bajo este género.

Pero a lo que voy. El caso es que Miguel León-Portilla, el grandísimo filósofo del pensamiento nahualtlaca, escribió una obra de teatro titulada La huida de Quetzalcóatl en la que reflexiona sobre la concepción del tiempo que tenían los antiguos toltecas. Problema filosófico donde lo haya, León-Portilla aborda en esta historia el tema de la concepción humana del tiempo, la preocupación por la temporalidad, la consecuente finitud del hombre y la necesidad de trascender esa finitud.

Para acercarse a esta problemática, un jovencísimo León-Portilla retomó un antiguo mito sobre Quetzalcóatl. Según esta historia, Axcantéotl (Dios del ahora o del tiempo) quiso llevar a cabo un experimento con Quetzalcóatl y enfrentarlo a la verdad sobre el tiempo, esto es, a la verdad de la condición finita y perecedera del hombre.

Percatarse de esta realidad no es algo sencillo y tiene consecuencias imprevistas en aquellos que logran interiorizar esta verdad. En el caso de Quetzalcóatl, al comprender esta condición humana por medio del experimento de Axcantéotl, decidió huir de la propia temporalidad: ya no pudo seguir viviendo inmerso en ella. No entro a dar más detalles sobre el curso de la obra, pues los invito encarecidamente a la rica y placentera lectura de la misma que, además, está escrita con una pluma ágil y mágica.

Hemos de agradecer que, para nuestra fortuna, una serie de favorables coincidencias, hiciera que este texto de juventud (que había quedado en el olvido) saliese a relucir, décadas después, en una charla y con ello surgiese el interés por publicarlo. La primera edición salió en 2001 de la mano del Fondo de Cultura Económica (vayan al Fondo, ahí la encuentran y a muy buen precio). Además, La huida de Quetzalcóatl fue llevada a escena en 2017 bajo la dirección de Mónica Raya y bajo la supervisión del propio León-Portilla.

Léanla, de veras, y me cuentan sus impresiones. Yo sigo pendiente de que haya una nueva puesta en escena para avisarles y que nos encontremos entre el público. 

Foto de la obra La huida de Quetzalcóatl, de Teatro UNAM.

La huida de Quetzalcóatl was last modified: febrero 27th, 2020 by Camino Aparicio

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