México tiene 694 años… y seguimos contando

“Y llegaron los aztecas que venían de Aztlán al lago de Tenochtitlan, y aguardaron los signos de la profecía, y allí junto al nopal, el águila y la serpiente, ya los esperaba una muchedumbre de reporteros y cronistas”. – Carlos Monsiváis

Eran una comunidad del norte, los conocían como “chichimecas” por no ser importantes. Ninguna civilización del centro del país quiso darles un pedazo de su territorio para que se pudieran asentar; los trataban mal y no los querían. Caminaron durante 157 años, pasaron generaciones, tomaron prácticas ajenas, las adaptaron y las incorporaron a su día a día; se hicieron guerreros extraordinarios por la necesidad de defenderse; el rechazo de los otros los hizo más fuertes.

Fue el 13 de marzo de 1325 cuando finalmente se encontraron con la señal de Huitzilopochtli y, entonces, nació México-Tenochtitlan: “el ombligo de la luna en las nopaleras”, fundado por Tenoch, junto con el antiguo pueblo habitante de Aztlán y originario de Chicomoztoc. Fue hace 694 años que comenzó la intrigante historia de un pueblo y de una ciudad que hasta hoy imponen con su grandeza y la riqueza de su cultura.

El Códice Boturini relata el mito del inicio de los tenochcas, historia supuestamente inventada por el tlatoani Izcóatl para dejar en el olvido el triste pasado de los rechazados caminantes chichimecas y dar a conocer a su pueblo, los mexicas, como una civilización poderosa y cuyo asentamiento fue dictado por la deidad principal.

La ciudad de Tenochtitlan surgió de la unión del sol (águila) con la tierra y el agua (serpiente), en el centro del mundo (xicltli) y sobre un nopal (nochtli); elementos que permitieron que se desarrollara una civilización con prosperidad, abundancia (tlan) y fuerza. Los tenochcas utilizaron como modelo de construcción a la antigua ciudad clásica de Teotihuacan, pero se vieron obligados a desarrollar nuevos métodos de construcción, pues la extensión de tierra en donde habrían de habitar se encontraba rodeada por cinco lagos.

Se construyeron calles y caminos sobre el agua, se transportaban en chinampas y se cultivaba en milpas. Los canales tenían compuertas para evitar desbordes de lagos y existían centros específicos para el comercio (Tlatelolco y Tepito) y para las ceremonias religiosas (Templo Mayor).

¿Sabías que la milpa no es únicamente el sistema donde se cultivaba el maíz? En las superficies de cultivo flotantes se cultivaban maíz, leguminosas (calabaza, frijol) y chile. Sin embargo, la milpa no era sólo eso, era también todo lo que estuviera en el espacio o apareciera allí aunque no hubiera sido sembrado, por ejemplo, un conejo o una ave.

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Tenochtitlan se gobernó mucho tiempo bajo el poder de la “Triple Alianza”, poder tripartito ocupado por Texcoco, Tlacopan-Atzcapotzalco y el área Mexica. Por ser un territorio grande, la organización tenía que ser estructurada y, por ende, se construyó una sociedad compleja tanto en cuestiones políticas, como en ámbitos religiosos y artísticos.

Aunque la mayor parte de información sobre los antiguos habitantes de la Ciudad de México se tiene gracias a las crónicas de los conquistadores españoles, existen códices como el Durán y el Manuscrito Tovar en donde se tienen relatos, historias y mitos auténticos del pueblo mexica.

Las manifestaciones artísticas son también una fuente importante de información, pues en la época del posclásico mesoamericano ya existía una conciencia en cuanto a la producción de arte, dado que la mayor parte de las piezas estaban firmadas. La sociedad mexica mostraba su poder mediante la monumentalidad y grandeza de sus esculturas, pinturas y poesías; siempre buscando resaltar esos dos opuestos (guerra y fertilidad) que daban vida y armonía a su existencia y utilizando temáticas políticas y religiosas.

Tenochtitlan fue el principio del fin de Mesoamérica, pero antes de ser transformada por los españoles, logró ser una civilización fuerte, que impactaba a sus visitantes con la monumentalidad de sus construcciones, la altura de sus templos, la extensión de sus canales, las grandes multitudes que llenaban sus calles y la cantidad de lenguas que se escuchaban al transitar sus plazas.

Tenochtitlan nació a raíz de una profecía divina y se contagió de España, desapareciendo posteriormente, cumpliendo la poética predicción del célebre Nezahualcóyotl, que afirmó: “Como una pintura nos iremos borrando. Como una flor nos hemos de secar sobre la tierra. Cual ropaje de plumas de quetzal”.

Foto principal: «Tenochtitlan Market #1» de Señor Codo, CC BY-SA 2.0

México tiene 694 años… y seguimos contando was last modified: marzo 13th, 2019 by María José Ordóñez Platas

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