El Pozole de Moctezuma: un secreto a voces de la colonia Guerrero

Existe un lugar escondido en un rincón de la capital que hace homenaje a la gastronomía guerrerense y es tal vez uno de los secretos a voces más deliciosos que tiene la Ciudad de México, se trata de el Pozole de Moctezuma. Este restaurante, ubicado en la colonia Guerrero, a un costado de Paseo de la Reforma, es el lugar que amigos y conocedores frecuentan para disfrutar de uno de los platillos más emblemáticos de la cocina del suroeste mexicano: el pozole, servido en dos presentaciones –blanco o el tradicional del estado, el verde–.

Foto: Fabián Acuña Toledo.

Por fuera el edificio luce discreto, su fachada gris es como la de cualquier otro edificio de departamentos, de no ser por el aroma a pozole que inunda las calles a su alrededor, pasaría completamente desapercibido. En la entrada se encuentra un timbre con un pequeño letrero que dice “Pozole”, una señal de que has llegado al lugar indicado, hay que tocarlo para ingresar al restaurante.

Un pequeño pasillo conduce a la entrada, donde ya hay un grupo de personas ansiosas de que Jerónimo y Yolanda, propietarios del lugar, abran puntualmente las puertas del restaurante.

Foto: Fabián Acuña Toledo.

El Guerrero tradicional

Dentro me toman la orden rápidamente, no dudo y pido el estelar de la casa: el pozole verde, que se prepara con mole verde de pepita. Poco a poco, Guadalupe, mesera del lugar, comienza a traer los ingredientes a la mesa, los mezcla uno a uno en la cazuela de barro con caldo hirviendo, creando un espectáculo para la vista en el que se unen huevo, sardina, chicharrón, limón, aguacate, cebolla, orégano, chile verde y un chorrito de mezcal.

Jerónimo Álvarez, uno de los propietarios del lugar, cuenta que esta receta estilo Guerrero toma lo mejor de cada región del estado, como la sardina, que se usa en la costa; el chicharrón, típico del altiplano; el huevo, popular en Chilapa; y el tradicional mezcal, traído directamente de Chichihualco, en la sierra guerrerense.

Foto: Fabián Acuña Toledo.

“Aquí tratamos de convertir lo que es un plato tradicional en un platillo de alta cocina, con sabores que combinan muy bien, como el huevo, la sardina, el chicharrón y el mezcal, que al mezclarse con el pozole resulta una combinación de sabor maravillosa” afirma.

La razón por la que se agrega mezcal al final de todos los ingredientes es para que esta bebida funcione como un catalizador que sirve para intensificar los sabores.

Foto: Fabián Acuña Toledo.

70 años de sabor

Este restaurante abrió sus puertas en el año de 1947, cuando Balbina Valle, originaria de Guerrero, comenzó a preparar algunos platillos para sus paisanos. “Mi bisabuela, Balbina Valle, hacía comidas para ciertos guerrerenses que la visitaban, hasta que un día le pidieron que les preparara un pozole de Guerrero, desde ese día comenzó este negocio” cuenta Jerónimo.

Han pasado cuatro generaciones desde entonces y el sabor nunca ha cambiado, pues se siguen utilizando los mismos métodos de preparación artesanal que caracterizan a este platillo. “Este es un pozole artesanal, nosotros compramos el maíz seco, luego se hace el nixtamalizado con cal, después se lava, se le quita la cabeza grano por grano y por último lo cocemos por alrededor de 12 horas en la noche, en la mañana le ponemos sal y preparamos la carne de puerco o pollo, por un lado” comenta.

Foto: Fabián Acuña Toledo.

Con el pasar del tiempo el restaurante se ha ido adaptando a la alta demanda de sus clientes, teniendo hoy dos salones ubicados en la planta baja y el primer nivel. “Había solo tres mesas, iniciamos en el departamento de mi bisabuela, después fuimos creciendo y ahora tenemos dos niveles, uno con 22 mesas y el otro con 11”, explica.

La popularidad del restaurante se debe a su clientela, afirma Jerónimo, pues el lugar no cuenta con publicidad y toda la difusión se hace de boca en boca “Unos amigos de mi bisabuela comenzaron a venir, después invitaron a más gente y poco a poco se fue corriendo la voz, este negocio no tiene publicidad en la calle ni la tendrá, todo es por recomendación”, asegura.

Foto: Fabián Acuña Toledo.

Otras delicias para probar

Al igual que el pozole verde, hay otros platillos que no debes perderte, como el tradicional pozole blanco; las Tostadas de Tixtla, que se sirven en órdenes de seis, con chorizo, frijoles y jitomate; los taquitos de chorizo de cazuela, cocidos durante 12 horas; o bien la lengua Moctezuma, un platillo preparado con lengua rasurada de cerdo, condimentado con cebolla, chile verde, orégano, chile piquín y salsas. Como postre hay muchas opciones, entre pasteles, flanes, arroz con leche, pay de queso y una opción muy popular: el huevo estrellado, una delicia dulce que debes probar para verdaderamente poder decir que comiste en el Pozole de Moctezuma.

El ambiente del lugar es completamente familiar, con una decoración compuesta por máscaras, machetes, jarrones, tazones, todos originarios de Guerrero, que cuelgan de los salones de lo que alguna vez fue un departamento. Eso y una colección de encendedores que a lo largo de los años los clientes han donado al lugar. “Hemos decorado todo como si fuera un patio de hacienda con algunos toques de la cultura guerrerense, tratamos de que la gente conozca un poco más de este estado” comenta Jerónimo.

Foto: Fabián Acuña Toledo.

El Pozole de Moctezuma se encuentra en la Colonia Guerrero, en la calle de Moctezuma #12 y se encuentra abierto de lunes a sábado de las 14:00 a las 19:00 horas.

 

Fotos: Fabián Acuña Toledo.

El Pozole de Moctezuma: un secreto a voces de la colonia Guerrero was last modified: febrero 11th, 2019 by Fabián Acuña Toledo

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