Las bellezas de Malinalco

No muy lejos de la Ciudad de México se encuentra el Pueblo Mágico de Malinalco, un lugar que, por su historia, cultura y tradiciones, se ha ganado un puesto en la lista de los sitios más interesantes para visitar en el Estado de México.

Sus calles empedradas son ideales para recorrerlas a pie para conocer los encantos que este pueblo ofrece: sus impresionantes vistas escénicas, con las peculiares formaciones montañosas que lo rodean, como el Cerro de los Ídolos; las coloridas calles típicas de un pueblo colonial; conventos; capillas; museos; zonas arqueológicas; actividades de ecoturismo; así como delicias gastronómicas y diversas piezas de artesanía.

Foto: Bruno Pérez

Parroquia del Divino Salvador y el Convento Agustino de la Transfiguración

Su construcción empezó en el año de 1543 por los padres agustinos de Malinalco y se completó en 1570. Adentrase al convento es la manera ideal de comenzar a conocer la historia y encantos de Malinalco. Su arquitectura renacentista envuelve los distintos recintos del monasterio, en sus pasillos y fachadas puedes ver detalles como pilastras, arcos de medio punto, rosetones, rostros de ángeles y bóvedas en los pasillos alrededor de los claustros. Su fachada principal es de estilo plateresco, característica de la época de su construcción.

Ya en el interior es imposible dejar de ver sus hermosas pinturas expuestas en las bóvedas superiores del primer piso del claustro. Sus diseños, elaborados por los Tlacuilos (pintores indígenas de la época prehispánica) hace más de 500 años, registran la flora y fauna de la región, de hecho tuvieron un fin didáctico en la época, pues acercaban de manera sencilla las imágenes de la fe cristiana para evangelizar a la población.

Lo interesante de estas obras es que los murales incluyen imágenes, simbolismos y diseños de la cosmología indígena que confluyen con las pinturas cristianas. En la parte superior del claustro, podrán encontrar pinturas en las bóvedas, pero con diseños geométricos que toman del arte mudéjar, adaptados al estilo plateresco.

El convento puede visitarse todos los días de 9 de la mañana a 6 de la tarde, la entrada es gratuita.

Foto: Karina Flores

Zona Arqueológica de Malinalco Cuauhtinchán

Descubierta en 1933, este antiguo centro ceremonial mexica data del año 1501, aunque su verdadero origen no está bien documentado, pues antes de la llegada de los mexicas a la zona, ya existían algunos asentamientos. Se encuentra en la cima del Cerro de los Ídolos y para llegar ahí hay que subir por un camino de aproximadamente 400 escalones. Desde el sitio hay una vista panorámica del valle de Malinalco desde el que se puede apreciar toda la región, lo cual era importante en su época, pues servía como un puesto de vigilancia y control.

Este sitio arqueológico tiene una particularidad, y es que sus edificios están construidos sobre la piedra de la montaña, es decir son estructuras monolíticas, hecho que puede observarse en sus edificios (algo impresionante, pues es uno de los pocos sitios en el mundo que está construido de esta forma) y en muchas de las esculturas que se encuentran dentro de cada uno.

El edifico principal de la zona es Cuauhcalli o “Casa del Sol”, labrado sobre la misma montaña y que data del siglo XVI, cuando el lugar era dominado por los mexicas. La escalinata principal que conduce al interior del recinto estaba custodiada por dos esculturas de ocelotes o jaguares, hoy en día solo quedan restos de ellas. La entrada al edificio se asemeja a las fauces de una enorme serpiente que muestra los colmillos y cuya lengua bífida adorna el piso. Se cree que representaba al monstruo de la tierra, Tlaltecuhtli. Al interior de la sala podrás encontrar un águila con las alas plegadas, esculpida en piedra, y a un costado una banqueta sobre la cual están esculpidas tres figuras con la apariencia de un jaguar.

En este recinto se celebraban las ceremonias de iniciación de los guerreros Águila y Jaguar, los de más alta jerarquía dentro de la organización militar mexica.

Hay otros edificios de importancia, seis en total, como el número II, una pirámide de una sola escalinata; o el edificio número IV, con estructura rectangular semi monolítica. Aunque está menos conservada que la primera, no pierdas la oportunidad de disfrutar de una vista espectacular en uno de los sitios arqueológicos más peculiares de la región.

Foto: Mary Madigan

El kiosko

El centro de Malinalco es un atractivo más del pueblo. Cuenta con una plaza principal en la cual se encuentra un pequeño kiosko, rodeado de jardines y banquetas para caminar y disfruta de la tarde. En sus alrededores podrás sentir el encanto del lugar, con casonas coloridas y calles pintorescas.

 

Museo Universitario Dr. Luis Mario Schneider

Por si todo esto fuera poco, Malinalco cuenta con museos y centros culturales que valen mucho la pena visitar, como el Museo Universitario Dr. Luis Mario Schneider, fundado por el humanista argentino de este nombre. Cuenta con diversas piezas de artesanía prehispánica que se exhiben en sus siete salas, en una de las cuales hay una reproducción de la fachada e interior del Templo del Sol.

Muchas de las piezas del museo fueron donadas por los habitantes de la localidad para preservar su patrimonio cultural. Abre de martes a domingo, de 10 de la mañana a 5:30 de la tarde. Si quieres realizar un recorrido virtual al museo puedes hacerlo aquí.

 

Centro Cultural Luis Mario Schneider

Fundado en el año de 1999 este centro cultural fue donado por Luis Mario Schneider como parte de su legado al pueblo de Malinalco. Funciona desde entonces como centro difusor de la cultura local, que a su vez cuenta con un archivo de cerca de 17 mil ejemplares y documentos privados de las investigaciones de Luis Mario Schneider.

 

Museo Vivo

Ubicado a cinco minutos del centro, el Museo Vivo ofrece una experiencia única que debes aprovechar, cuenta con diversas exposiciones que te permiten interactuar directamente con reptiles e insectos como tarántulas, mantis religiosas y vinagrillos.

El museo posee una colección de especies de insectos típicos de la región y sus alrededores, jardines etnobotánicos en donde se muestra la diversidad de flora local. De igual manera, ofrecen visitas guiadas en donde se explica el comportamiento de estos animales y los mitos que hay detrás de cada uno. La entrada tiene un costo de 55 pesos y se encuentra abierto de viernes a domingo, de 10 de la mañana a las 4:45 de la tarde.

Capilla de Santa María. Foto: Catedrales e Iglesias/Cathedrals and Churches

Las capillas de Malinalco

En Malinalco podrás encontrar diferentes capillas, ocho en total, como la de San Sebastián, que data del siglo XVI y está ubicada a las afueras del municipio, cerca de la cabecera municipal. Su fachada sencilla y su techo a dos aguas combinan con el hermoso paisaje que la rodea y está escoltada por un pasillo de árboles que visten completamente la postal. Otras capillas que podrás encontrar en Malinalco son: San Guillermo, San Andrés, San Juan, Santa Mónica, San Pedro, San Nicolás de Tolentino, Jesús María, Santa María, San Martin.

 

Costumbres

Una actividad muy famosa en Malinalco es el tallado en madera, que data de la época prehispánica. Los artesanos elaboraban diferentes piezas, como instrumentos musicales, esculturas y piezas de cocina, por nombrar algunas. Podrás encontrar a diversos artesanos que continúan con este arte en el mercado municipal o en algunos talleres alrededor de la plaza principal.

 

Nieves de Malinalco

Debes probar las tradicionales nieves de Malinalco, te recomendamos visitar el local Malinalli, en donde se ofrecen sabores como limón, mamey, guanábana y bayas frescas, entre otras, así como la especialidad llamada Sabor de los dioses.

 

Pan tradicional

Una última recomendación es probar el tradicional pan de Malinalco, horneado en horno de leña y con sabores muy particulares, que incluyen canela, naranja, el amaderado y el ahumado, por su tipo de horneado. Puedes disfrutar y conocer todos estos sabores en la Feria gastronómica de Malinalco en el paladar.

 

Fotos:

Las bellezas de Malinalco was last modified: enero 7th, 2019 by Fabián Acuña Toledo

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