Un tesoro de inspiración musulmana en el centro de México

A lo largo y ancho de la República Mexicana existen una gran cantidad de iglesias y conventos de distintos tamaños, complejidades e historias que surgieron a lo largo de los últimos 500 años. Entre estos edificios, existe uno en el que se esconde un verdadero tesoro que se inspiró en los palacios medievales de los sultanes musulmanes, me refiero al exconvento de Nuestra Señora de la Asunción de Tlaxcala, actualmente la catedral de Tlaxcala.

Todo comenzó en el año de 1524, en el que llegaron a Nueva España doce frailes franciscanos con una inmensa tarea frente a ellos: comenzar la propagación del cristianismo en estas tierras. Para ello escogieron cuatro puntos principales: la Ciudad de México, Huejotzingo, Texcoco y Tlaxcala, sitios donde construirían sus primeros conventos. En Tlaxcala, el primer convento se edificó entre los años de 1527 y 1530, supervisado por fray Martín de Valencia, ya que para entonces no había muchos constructores españoles en este lado del mundo.

Foto: Thelmadatter

Cerca del año 1530, la antigua ciudad de Tlaxcala fue trasladada de su sitio original al sitio que actualmente ocupa, lo que obligó a los franciscanos a hacer un nuevo edificio, el cual decidieron establecer en la cima de una colina un poco al sur de la plaza de la nueva ciudad, para que fuera visto por todos cuando llegaran a ella. Este convento estaría terminado prácticamente para 1581, incluyendo sus impresionantes capillas abiertas, la torre campanario y el techo de madera de la nave central, este último una de las obras más importantes que se conserva hasta nuestros días de arte mudéjar en México.

El arte mudéjar fue el resultado de la adopción por parte de los cristianos de las técnicas y modas utilizados en los sultanes y reyes musulmanes de la Península Ibérica durante la Edad Media, quienes mandaban decorar sus palacios o mezquitas con diseños geométricos muy complicados hechos con madera o cerámica, un ejemplo de ello es la Alhambra de Granada o el palacio del sultán en Tánger. Estas técnicas de construcción llegaron a Nueva España, donde fueron utilizadas en distintos lugares, como en algunos edificios de Michoacán, la fuente de Chiapa de Corzo o el exconvento de San Francisco en Tlaxcala.

Foto: Thelmadatter

El techo o alfarje está constituido por dos partes o armaduras, la primera cubre la nave y la segunda el presbiterio. Su estructura está realizada completamente en madera de cedro y tiene dos faldones o pares y un cuerpo central o nudillo. El cuerpo central está constituido por pequeñas piezas que como rompecabezas se colocaron para formar estrellas doradas de ocho lados y lazos. Su perfección es tal que uno de los estudiosos del arte en México, Manuel Toussaint, lo consideró el elemento de arte mudéjar más importante del país.

Las razones detrás de la realización de esta obra de arte pudieron ser varias: la facilidad para conseguir madera en los bosques de los alrededores de la ciudad de Tlaxcala (no hay que olvidar que ya Cortés los había utilizado para construir barcos durante la Conquista), la rapidez con la que se podía construir, la habilidad de los carpinteros indígenas, el hecho de que, a diferencia de una bóveda de piedra, su peso disminuyera el riesgo de desplome en caso de un sismo y, quizás, el deseo de impresionar a todo el que ingresara al templo con la representación de una noche estrellada.

Así que ya saben, la próxima vez que vayan a Tlaxcala no duden en pasar por su catedral, entrar en ella y voltear hacia arriba para poder admirar esta obra de arte, digna de un sultán.

 

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Un tesoro de inspiración musulmana en el centro de México was last modified: marzo 28th, 2018 by Alberto Trejo Martín

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