Partido de la semana: Alfonso Reyes vs. Salvador Novo
El sábado a las 7 de la noche se enfrentarán los que pueden ser los equipos más odiados que hay en la Liga MX hoy en día. De un lado se encuentran los campeones actuales, los Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León, que han ganado tres de los últimos tres torneos que se han jugado. Del otro el equipo que sin pena le pide a sus detractores que lo odien más, el Club América de la Ciudad de México. Si la temporada regular terminara hoy, ambas escuadras pasarían a la liguilla, con el América en segundo lugar y los Tigres en octavo, pero la distancia entre ambos equipos es menor de lo que parece, pues son a penas cuatro puntos los que los separan.
Como representantes de dos de las dos ciudades mexicanas más grandes, Monterrey y la Ciudad de México, sus sedes han sido cunas de varios mexicanos influyentes, entre ellos artistas legendarios. Hoy enfrentamos a dos de los más grandes escritores que han nacido en nuestro país. Les dejamos a ustedes decidir cuál les gusta más.
Foto: Archivo Fotográfico Colección Alicia Reyes-Capilla Alfonsina
Alfonso Reyes
Nació en Monterrey en 1889, hijo del general y gobernador de Nuevo León, Bernardo Reyes, quien además formaba parte del gabinete de Porfirio Díaz. Su vida fue privilegiada, llena de lujos y viajes por el mundo, pero en 1913 cuando su padre fue fusilado durante la Decena Trágica. Su trayectoria intelectual empezó desde que era muy pequeño. Se dice que se escondía debajo de la mesa de su casa para leer en lugar de comer y a los 19 años formó el Ateneo de la Juventud, un grupo de jóvenes que se reunían para trabajar en pro de la cultura y el arte. Entre los miembros del grupo se encontraban Antonio Caso y José Vasconcelos.
A los 21 escribió su primer libro, Cuestiones estéticas, que se vendió bien y lo convirtió en una figura reconocida dentro de los grupos intelectuales de la época. Tras el fusilamiento de su padre, salió de México y se fue a Europa, donde vivió en Francia y España. Ahí su fama creció, como escritor, traductor y académico, así como por ser uno de los primeros intelectuales en estudiar la obra de Sor Juana Inés de la Cruz. Volvió a México y se desarrolló como diplomático, puesto que le permitió conocer y hacerse amigo de grandes figuras como Gabriela Mistral, Pablo Neruda y Jorge Luis Borges. Este último dijo de Reyes que era “el mejor prosista de lengua española en cualquier época”.
Dirigió la Casa de España, fue miembro y director de la Academia Mexicana de la Lengua, fue investigador, catedrático y ensayista, recibió doctorados honoris causa de múltiples universidades mexicanas, el Premio Nacional de Ciencias y Artes en Literatura y Lingüística, y en 1949 estuvo a punto de ganar el Premio Nobel de Literatura. Su obra completa sigue siendo publicada por el Fondo de Cultura Económica, 27 tomos que incluyen poesía, ensayos, novelas, críticas y obras de teatro.
Murió en 1959, pero su nombre sigue cargando con el peso de su fama, de un hombre con una inteligencia infinita y un talento aún mayor para las letras.
Con información del artículo Alfonso Reyes, un mexicano universal, de Carlos Eduardo Díaz, que apareció en el número 65 de Mexicanísimo.
Foto: Cortesía Fundación Carlos Slim, A.C. / Ciudad de México
Salvador Novo
15 años después de Alfonso Reyes naciera en Monterrey, un 30 de julio lo haría uno de los pocos mexicanos que alcanzaron las alturas intelectuales del escritor regiomontano. Su nombre era Salvador Novo. Así como Reyes, Novo no se conformó con una única forma de escritura, sino que invirtió su talento con las letras para escribir poesía, historia, ensayo, teatro, crónica y publicidad, así como también se desempeñó como funcionario y director de distintas instituciones.
Al igual que Reyes, también formó parte de un grupo de jóvenes intelectuales, pero en este caso se les llamaba los Contemporáneos y entre sus miembros se encontraban Xavier Villaurrutia (su amigo íntimo), Carlos Pellicer y José Gorostiza. Vivió parte de su infancia y juventud en Chihuahua y Torréon, pero volvió a la capital, donde estudió en la Universidad Nacional de México. Con Xavier Villaurrutia fundó la revista Contemporáneos, que terminaría bautizando a su grupo.
Empezó su carrera como dramaturgo, con obras como La culta dama y La guerra de las gordas. Más adelante pasaría a fundar el Teatro de la Capilla, que continúa funcionando hasta nuestros días y fue nombrado director del Departamento de Teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes, cuando este fue recién inaugurado.
Además del teatro, se distinguió por sus crónicas, pues desde joven disfrutaba mucho de tomar caminatas largas por las ciudades que visitaba. De entre ellas destaca Nueva grandeza mexicana, que escribió cuando un amigo suyo que vivía en Monterrey vino de visita a la Ciudad de México y Novo tuvo que fungir como guía turístico. El libro habla de la capital del país, los lugares que hay que visitar y celebra la riqueza de la metrópolis.
Al igual que Reyes, también, ganó el Premio Nacional de Ciencias y Artes en Literatura y Lingüística, solo 22 años después que lo hiciera el primero, pero a diferencia del regiomontano, Novo se llevó el título de Cronista de la Ciudad de México, que le otorgó el Presidente Gustavo Díaz Ordaz. Si bien esto por sí solo ya es impresionante, debe tomarse en cuenta que Novo era un hombre abiertamente homosexual, así que el éxito que alcanzó en su época se vuelve aún más sorprendente, pues era una sociedad homofóbica y machista.
Murió el 13 de enero de 1974, a los 69 años, pero hasta el día de hoy celebramos su obra, marcada por una prosa fina y un ingenio filoso que siguen vigentes hasta el día de hoy.
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