En este número

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Editorial

Por: Luis Jorge Arnau Ávila 

¿Qué celebramos hoy? ¿Con qué actitud decidiremos, conciente y voluntariamente, asomarnos a los logros dejando los dolores y las reclamaciones para otro día?

Hemos decidido, como desde hace muchos meses —ya 96—, que es tiempo de descubrir nuestras riquezas y alegrarnos por lo que tenemos. Así que, para este mes, celebramos la belleza, la diversidad y la delicada precisión de nuestros textiles, que hablan a través de bordados, de grecas mágicas, de habilidad de tejedores y costureras, de artistas de la aguja y el telar de cintura. Un abanico de lenguajes textiles que han vestido a nuestras comunidades y que te invitamos a recorrer, a hacerlos propios.

También nos asomamos a los niños actores que le han dado un toque pícaro, tierno y propio a nuestro cine. Hablamos apenas de cinco de ellos, pero hay muchos más esperándote en las pantallas.

Para aquellos que encuentran la belleza en la comida, iremos a celebrar la vida a Mazatlán y sus espectaculares restaurantes, un recorrido delicioso.

Aplaudiremos los esfuerzos por recuperar a nuestras mariposas Monarca. Descubriremos la arquitectura de los palacios coloniales de la capital nacional. Caminaremos entre algodones, aprendiendo de este cultivo maravilloso. Hablaremos de dragones y nos reiremos sobre este afán, que nos da a menudo, de apoderarnos de nuestras calles volviéndolas feudos particulares.

También hablaremos de juguetes, de esas maravillas en madera, en papel maché, en lámina, que adornaron muchas infancias y hoy viven resguardados en museos. Y terminaremos jugando a la lotería, con cartas cantadas y esperanzas de gritar cuando llenamos nuestro cartón de la suerte.

Este es el México que celebramos. Redescubre tu propia belleza y cárgate de energía primaveral, para hacer de este un país más justo el resto del año. Hagamos nuestro este país, para cambiar lo malo y celebrar lo bueno.

Y, con un nuevo rostro en nuestras páginas interiores en papel bond, buscando caminos distintos. Te invitamos a “pasar pa´dentro” y celebrar la vida, la nuestra, la vida mexicana.
Luis Jorge Arnau Ávila


Tejiendo tradiciones
Arte y tradición textil en México

Texto: Marta Turok W. 

Desde las primeras cartas y descripciones que hicieran Hernán Cortés y varios cronistas, las ricas mantas con las que se vestían los mexicas y muchos pueblos más fueron objeto de gran admiración. Cortés le escribió a su emperador: “Demás desto, me dio el dicho Muteczuma mucha ropa de la suya, que era tal, que considerada ser toda de algodón y sin seda, en todo el mundo no se podía hacer ni tejer otra tal, ni de tantas y tan diversas y naturales colores ni labores…muy maravillosas…”

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A diferencia de la costa desértica de Perú, donde miles de textiles mortuorios se preservaron y dan cuenta de sus proezas técnicas, la zona mesoamericana se caracterizó por un clima húmedo y extremoso que destruyó gran parte de las evidencias. Salvo contados ejemplos, se trabaja con fragmentos, la mayoría encontrados en cuevas secas en diversos puntos de la geografía —incluida la región norte conocida como Aridoamérica— o en medios acuáticos sin oxígeno como los cenotes de Yucatán.

Karina Flores

Esto nos lleva a preguntarnos cuáles son los medios para investigar los textiles y la indumentaria previos a la Conquista. Ya mencionamos que una fuente son las crónicas del siglo XVI al XVIII, también existen códices y murales, cerámica decorada, figuras de barro y piedra, todos testigos mudos e inexactos. Finalmente podemos también considerar la importancia de aquellas técnicas textiles, tejidos y elementos de la indumentaria indígena, las cuales muestran sorprendente continuidad en medio de diversas influencias llegadas de Europa y Asia. De esta rica herencia hablaremos.

 


Del mar al paladar
10 lugares básicos para comer en Mazatlán

Texto: Prun Santos

Cuando llegué a Sinaloa y me ofrecieron la primera “ensalada con mariscos” en un changarro cerca de mi hotel, dudé un poco pues me imaginé un pulpo tibio a las brasas sobre lechuga mal lavada (y también tibia, claro). Pero, ¡sorpresa!, la “ensalada” era prácticamente un ceviche de callo con lunas finísimas de cebolla morada y pepino cultivados localmente, dos ingredientes frescos y crujientes que amo sin control. De modo que en los diez días –tranquilos y deliciosos, por cierto– que estuve en tierras sinaloenses, viví un idilio casi adolescente con las dichosas ensaladas. Y hoy, varios meses después, aún suspiro por ellas (tenga o no la foto enfrente).

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Aunque todo Sinaloa me sorprendió por su gastronomía delicada y la calidad de sus ingredientes, Mazatlán es un botón de muestra de lo que el estado es capaz de ofrecer. Líder mundial en la producción camaronera y casa de la cerveza Pacífico, este puerto con gran personalidad tiene suficiente para tenerte comiendo hasta asustar a Baco. Y de culpa, ¡nada! Estratégicamente, la ciudad tiene un malecón de casi seis kilómetros, para que inicies el día como los locales: con una buena trotada o de perdida una caminata a buen paso (a donde fueres haz lo que vieres). Y después, ¡a abrir boca!..


¿Jugamos?
Museo de juguetes en San Miguel

Texto: Alejandro Toussaint

¿Y si jugamos? ¿Y si nos vemos en la esquina? ¿Y si nos subimos al trenecito y nos vamos volando a todos los mundos del universo? ¡Zaz! Yo pido a las muñecas de trapo para jugar a la casita. ¡Órale! ¿Ya viste las mesitas y las cocinitas? Están increíbles, se parecen a las de mi casa. Qué bonito están dibujados los platitos. ¿Y si invitamos a todos esos muñecos a comer? ¡Sí! Vamos a tener invitados de todo México con sus trajecitos típicos. Pásame esa ollita de cobre que voy a empezar a preparar un molecito. ¡Muy bien, yo quiero hacer un chocolatito! Ya pueden todos pasar a sentarse. ¡Provechito!

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Ya me cansé. ¿Y si salimos? ¡Va, hay que ir a la feria! Sí, qué padre. Yo me quiero subir al carrusel. Yo a la rueda de la fortuna y luego a los columpios. Yo quiero un algodón de azúcar. Vamos a los carritos chocones. ¿Ya viste todas esas máscaras? Quiero probarme la del jaguar. Yo la de la calavera. ¡Uy, no, que miedo! Mejor vamos a jugar con esos instrumentos. ¿Ya los viste? Sí, pido la guitarrita y el tambor. Yo la trompeta y las maracas. A él préstale el violín y ahora sí todos a tocar. ¡La la lara la lara lara la la la!

Cortesia La Esquina Museo del Juguete Popular