Uno de mis museos favoritos, que por cierto visité cuando niña, es la Casa Azul de Frida Kahlo. Hoy tenemos la oportunidad de redescubrirlo desde nuestras casas. Vamos a echarle un vistazo, pero primero te cuento algo de su historia.
La Casa Azul fue construida por Guillermo Kahlo, padre de la pintora. Se hizo a la usanza del momento y con estilos totalmente afrancesados. Frida Kahlo y Diego Rivera vivieron en esta casa de 1929 al 1954 y durante este tiempo, le dieron un estilo que reflejaba su admiración por los pueblos originarios de México. La Casa Azul, ubicada en Coyoacán, fue convertida museo en 1958, cuatro años después de la muerte de Frida.
Si bien los museos son esos sitios “sacros” del arte, pienso que haber hecho museo la casa de estos dos íconos nos deja mucho qué pensar e imaginar. Me parece que alrededor de este sitio hay mucho misticismo, porque no solo puedes observar las pinturas colgadas de estos dos artistas —como solemos hacer en los típicos museos—, verás el comedor, las habitaciones, la silla de ruedas de Kahlo, los pinceles. ¿Te imaginas todo lo que vivieron, todo lo que presenciaron esas paredes y jardines? Es fascinante, quizá hasta deberíamos escribir una novelita pensando en ello.
Sin más, te invito a recorrer el museo virtualmente, pero prométeme que después de la cuarentena, nos lanzamos a visitar la Casa Azul y de paso damos una caminata por el centro de Coyoacán.
