Un 8 de noviembre de 1519, es decir, hace exactamente 500 años (un medio milenio de nada), está datado el primer encuentro entre Hernán Cortés y Moctezuma II en la fascinante ciudad de Tenochtitlán, así que consideramos que es un día perfecto para recordar algunos datos de la vida del último emperador del imperio azteca.
Uno de los pocos objetos del imperio azteca que se conservan aún hoy en día es el penacho de Moctezuma. Este penacho es obra de los amantecas (los artistas mexicas) y es un tocado de oro de 24 kilates con incrustaciones de piedras preciosas y más de 400 plumas de quetzal y de otros tipos de aves. Moctezuma regaló este penacho a Hernán Cortés como regalo de bienvenida cuando éste llegó a Tenochtitlan.
Moctezuma era considerado un emperador muy extravagante en comparación a sus predecesores y esto se debe a algunas normas que impuso como el que nadie pudiera mirarlo a los ojos, ni tocarlo, ni darle la espalda.
La muerte de Moctezuma es un gran misterio: algunas versiones sostienen que fue asesinado por los españoles porque ya no les era útil. Otros dicen que fueron los propios aztecas, enfurecidos con su emperador por creerlo un traidor que estaba de parte de los españoles.
Moctezuma fue elegido como gran sacerdote, una de las más altas categorías de este rango en la sociedad azteca.
Fotografía: Quetzal Volando de Infrogmation of New Orleans, CC BY 2.0
