Son varios los mexicanos excepcionales dedicados a llevar cultura a las prisiones realizando teatro con los internos, enseñándolos a pintar, creando bibliotecas para ellas y ellos… los mueve un espíritu a ratos inexplicable porque hacen verdad el principio de que esos centros deben ser para readaptar a quien falló en un determinado momento y que regrese a la vida con nueva mirada y sin la carga de ser eternamente marginado por su pasado. Entrevistamos a varios y se los agradezco, son una gota de paz en la tormenta de la violencia.
Y hablamos con una niña tapatía, Daniela, pianista excepcional que, a los once años, debutó en Bellas Artes y sigue siendo un orgullo nacional desde entonces. Alguien, alguna vez, le dijo al oído “sí se puede” y claro que pudo.
Nuestra solidaridad a veces se cuartea, pero cuando el drama es enorme aparecen grandes ejemplos que impulsan a abrazar a quien necesita apoyo. Ojalá, y lo digo convencido, nos pudiera durar un poco más que solo unas semanas. Pero gracias a los lectores y junto con el empuje de ellos y ellas construimos una casa para 18 habitantes en Zinacantán, Chiapas; conseguimos donativos para llevar 80 colchones y varios artículos más a Nayarit, tras unas inundaciones; como apoyo durante la cuarentena compramos muñecas a las artesanas de Amealco, Querétaro; obsequiamos revistas a distintos hospitales públicos para hacer menos dolorosa la espera de los familiares de los enfermos; donamos libros a bibliotecas escolares y comunitarias; participamos con seriedad en la Cámara Editorial, convencidos de que el trabajo gremial es una de las respuestas a la pobreza social; dimos espacios a campañas de solidaridad y apoyo en muy distintos asuntos, desde apoyo a migrantes y respeto a diversidad sexual hasta enfermos terminales y promotores rurales. O nos apoyamos entre todos o nos destruimos con la apatía mayoritaria. Muchos de ustedes, que ahora nos leen, le entraron con harta enjundia a la chamba de ser mejores entre todos. Gracias.
Tuvimos un guía de súper lujo cuando el maestro Matos Moctezuma nos paseó por el Museo del Templo Mayor para un número especial, ¿recuerdas, Natalia? Es uno de esos miles de ciudadanos que deberían ser homenajeados en vida y no esperar a su muerte para inaugurar con su nombre una pequeña calle. Las mexicanas y los mexicanos valiosos deberían ser celebrados en cada mañanera, por decir lo menos.
Hoy celebramos 13 años de existencia. Seguimos mañana.
Foto de Luis Jorge Arnau